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Implante coclear en adultos mayores a 65 años

    El deterioro auditivo se debe a la pérdida progresiva o súbita de células ciliadas de la cóclea. Con la edad también las neuronas se van reduciendo su número en vía acústica.
    El sonido estimula las células ciliadas quienes lo transforman en impulso eléctrico y lo transmiten a los cuerpos neuronales. A la disminución de las células ciliadas durante el transcurso de la vida se agrega en el 50% de los casos factores genéticos y el resto a diversas afecciones del oído como enfermedad de Meniere, Otoesclerosis, Sordera Súbita o exposición a los ruidos y/o enfermedades generales.
    En la progresión del deterioro de las estructuras neurales se producirán hipoacusias que pasando por leves y moderadas llegan a severas, profundas o totales.
    En los primeros estadios el uso de audífonos permite recuperar buenos niveles de audición y comprensión de la palabra.
    Cuando se llega a sorderas severas y/o profundas es porque el número de células ciliadas sea reducido drásticamente.
    ¿Qué podrá estimular el sonido amplificado por un audífono en una cóclea carente del número mínimo de células ciliadas?.
    En un ambiente silencioso y a corta distancia, como son los recintos de prueba de los audífonos, el paciente percibe el habla con algo de distorsión, con discriminación que no sobrepasa al 50 % pero esto es mucho mejor que tal vez el 0% sin audífono.
    Cuando el paciente usa su equipamiento biaural en los ambientes cotidianos como son el transporte, la calle, la oficina, el diálogo con varias personas u otras circunstancias se da cuenta de que está en una situación similar a antes de la adquisición de los audífonos.
    Muchas personas adultas o añosas ven disminuir dramáticamente su calidad de vida, reducir las posibilidades laborales, aislarse de su mundo social y hasta el deterioro de la relación familiar. Todo esto lleva secundariamente a un estado depresivo con pérdida de la autoestima ante la creencia de que esta situación es irreversible.
    Analicemos qué ocurre “por detrás de la cóclea” o sea en el nervio auditivo. El hombre nace con 30 a 35.000 fibras en cada nervio auditivo.
    Se sabe que son necesarias al menos 12.000 para tener buena discriminación de la palabra con un estímulo acústico amplificado con audífonos.
    Se ha demostrado que oídos con un remanente de 900 a 3000 neuronas responden muy bien a la percepción del habla con estímulo eléctrico (Implante Coclear).
    La inmensa mayoría de pacientes con hipoacusias severas a profundas preservan un alto contingente de neuronas.

    ¿Qué ocurre cuando se reemplaza la amplificación acústica por el estímulo eléctrico?
    Hace décadas se conocen los beneficios del Implante Coclear en niños, adolescentes  y adultos jóvenes. Es el grupo de adultos mayores y añosos el que generó más dudas  y resistencias al Implante Coclear que se fueron disipando con los resultados obtenidos en diversos centros implantadores de todo el mundo y con los nuestros propios.
    Las evidencias demuestran que la edad no debe ser una razón para excluir a un adulto  mayor a ser un potencial candidato al Implante Coclear. 
    Puede limitar el resultado, muchos años trascurridos desde la aparición de la pérdida severa a profunda sin el uso de audífonos.

    De no mediar otro factor se llega a la novena década de la vida con aproximadamente  18.000 neuronas, con una pérdida promedio de 2.000 cada década, con estas cifras se logra buena discriminación con audífonos. Los factores genéticos agregados, la enfermedad de Meniere, Otoesclerosis, Sordera Súbita, enfermedades autoinmunes reducen las neuronas a un promedio de 5 a 8.000 que permiten buena respuesta al Implante Coclear.
    Distintas razones hicieron dudar de los resultados: las neuronas de la vía auditiva en las sucesivas estaciones de la misma se van despoblando al igual que los centros cerebrales auditivos y de integración cortical; se podrían agregar enlentecimientos cognitivos. 
    Una publicación de Veronique Chatelin y colaboradores de la Mayo Clinic- Rochester- USA publicada en Otology y Neuro-Otology 25:298-301.2004 comparó los resultados de 2 grupos etarios; uno menor de 70 años con promedio de 48 años y otro mayor de 70 hasta 91 años con promedio de 76 años de vida.
    No hubo diferencias en las complicaciones intraoperatorias ni postoperatorias en ambos grupos. Las horas de cirugía y de internación fueron las mismas. Los mayores de 70 años obtuvieron gran ganancia en la detección de palabras y oraciones en silencio y con ruido ambiente; hubo una leve diferencia a favor del grupo menor de 70 años pero no estadísticamente significativo.
    Todos lograron el máximo beneficio y en progresión a partir del 3er mes de implante coclear incluyendo el uso del teléfono en un alto porcentaje. 
    Esto sugiere que persiste independientemente de la edad, una remarcable capacidad de plasticidad del sistema nervioso central.
    El 96% de los encuestados respondieron obtener un gran beneficio con el Implante Coclear.
    Se debe considerar que la sordera es la quinta causa de gran discapacidad en la población adulta mayor de 65 años; el 1% de la misma presenta sordera profunda.
    El Implante Coclear produce en los pacientes con hipoacusias profundas un incremento en la calidad de vida (audición-comunicación-seguridad-posibilidades laborales-incremento de la autoestima) como lo haría un audífono en pérdidas moderadamente severas.

    RESULTADOS COMPARATIVOS ANTES Y DESPUÉS DE LOS 70 AÑOS

    El deterioro auditivo se debe a la pérdida progresiva o súbita de células ciliadas de la cóclea. Con la edad también las neuronas se van reduciendo su número en vía acústica.
    El sonido estimula las células ciliadas quienes lo transforman en impulso eléctrico y lo transmiten a los cuerpos neuronales. A la disminución de las células ciliadas durante el transcurso de la vida se agrega en el 50% de los casos factores genéticos y el resto a diversas afecciones del oído como enfermedad de Meniere, Otoesclerosis, Sordera Súbita o exposición a los ruidos y/o enfermedades generales.
    En la progresión del deterioro de las estructuras neurales se producirán hipoacusias que pasando por leves y moderadas llegan a severas, profundas o totales.
    En los primeros estadios el uso de audífonos permite recuperar buenos niveles de audición y comprensión de la palabra.
    Cuando se llega a sorderas severas y/o profundas es porque el número de células ciliadas sea reducido drásticamente.
    ¿Qué podrá estimular el sonido amplificado por un audífono en una cóclea carente del número mínimo de células ciliadas?.
    En un ambiente silencioso y a corta distancia, como son los recintos de prueba de los audífonos, el paciente percibe el habla con algo de distorsión, con discriminación que no sobrepasa al 50 % pero esto es mucho mejor que tal vez el 0% sin audífono.
    Cuando el paciente usa su equipamiento biaural en los ambientes cotidianos como son el transporte, la calle, la oficina, el diálogo con varias personas u otras circunstancias se da cuenta de que está en una situación similar a antes de la adquisición de los audífonos.
    Muchas personas adultas o añosas ven disminuir dramáticamente su calidad de vida, reducir las posibilidades laborales, aislarse de su mundo social y hasta el deterioro de la relación familiar. Todo esto lleva secundariamente a un estado depresivo con pérdida de la autoestima ante la creencia de que esta situación es irreversible.
    Analicemos qué ocurre “por detrás de la cóclea” o sea en el nervio auditivo. El hombre nace con 30 a 35.000 fibras en cada nervio auditivo.
    Se sabe que son necesarias al menos 12.000 para tener buena discriminación de la palabra con un estímulo acústico amplificado con audífonos.
    Se ha demostrado que oídos con un remanente de 900 a 3000 neuronas responden muy bien a la percepción del habla con estímulo eléctrico (Implante Coclear).
    La inmensa mayoría de pacientes con hipoacusias severas a profundas preservan un alto contingente de neuronas.

    Testimonio

    Recibió un implante coclear a los 83 años
    Quería bailar, porque adora el tango. Pero no podía oír y decidió colocarse un implante coclear a los 83 años. Hoy, la rehabilitación es un éxito.
    Buenos Aires, agosto de 2006. Se llama Evaristo Drusini, tiene dos hijos y seis nietos que lo acompañan en cada decisión. A los 62 años se le diagnosticó hipoacusia severa y profunda en ambos oídos. La comunicación familiar llegó a estar limitada a un lápiz y un papel. Hasta los audífonos más potentes le habían dado pocos beneficios. Solucionar su pérdida auditiva fue determinante.
    De López, provincia de Santa Fe, emprendieron la misión de viajar y conocer personalmente al Prof. Dr. Vicente Diamante, quien dirige el Centro de Implantes Cocleares (CIC) en Bs. As. “En la bibliografía mundial hay un caso de hasta 91 años, y en este caso, Evaristo Drusini es un hombre muy lúcido, muy decidido a vivir plenamente y tiene una familia que lo apoya fantásticamente”. 
    El implante se hizo el 27 de octubre de 2005. La Lic. Norma Pallares (máster en audiología) lo calibró y la profesora Gabriela Diamante está a cargo de la rehabilitación auditiva que, a casi un año de la intervención, es todo un éxito. “Nuestro trabajo, el de las estimuladoras auditivas, es fundamental en los resultados finales. Una buena cirugía, una buena calibración y una mala rehabilitación no dará los resultados esperados”, asegura la hija del Dr. Vicente Diamante, orgullosa de presentarnos el caso de Evaristo Drusini.


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